El rapé, mejor conocido como el tabaco en polvo, es el nombre que recibe la medicina ancestral de los pueblos indígenas del Amazonas. Es una combinación de varias plantas, raíces y cenizas donde predomina la hoja del tabaco. La misma se puede mezclar con diferentes tipos de plantas, así como tener distintos olores y /o sabores.
Aunque hoy el rapé se consuma de forma recreativa en Europa, en las profundidades de las selvas de Suramérica se utiliza en rituales como un camino a la sanación espiritual, emocional y física. Se trata de una ceremonia donde predomina el respeto y la devoción a los espíritus del bosque.
El rapé, al igual que la ayahuasca, son rituales de los pueblos indígenas que resultan en la introspección del individuo. En estas ceremonias se conectan distintas energías que canalizan las emociones y permiten a las personas encontrar respuestas a los diferentes problemas mentales, físicas y espirituales.
El rapé como medicina ancestral
La forma de consumo del rapé es a través de la inhalación nasal. Utilizando un aplicador en forma de “V” o kuripé, una persona lo sopla mediante las fosas nasales y le permite entrar en un proceso de relajación corporal absoluta y tranquilidad del pensamiento. Al estar en este estado de firmeza y concentración, la persona es consciente del “aquí y ahora”.
La leyenda cuenta que los pueblos indígenas recibieron el rapé directamente del espíritu del Tayta Sayri para descubrir los distintos beneficios. Desde este entonces, las tribus rinden culto al espíritu y efectúan los rituales bajo sumo respeto a las entidades del bosque.
La persona que lo inhala bajo este concepto, siente cómo se adormece el cuerpo, se relajan todas las tensiones y entra en un estado de meditación. Mientras se está en este proceso, el individuo es capaz de conocerse a mayor profundidad y descubrir ciertas cicatrices emocionales que le atañen.
Al salir de este estado de relajación e introspección, se espera que el individuo entienda desde otra perspectiva los acontecimientos de su vida. Muchas personas han podido sanar pérdidas y heridas emocionales gracias a estas prácticas. Así como también, superar trastornos mentales leves como la ansiedad y la depresión.
Trabajo en las emociones y el pensamiento
El rapé como medicina ancestral es fundamental para trabajar las emociones y el pensamiento. El efecto comienza a sentirse después de los cinco minutos tras haber soplado el polvo en la nariz. Este proceso es repetido de una a cuatro veces, según lo indique el guía, mientras se trabaja en una ceremonia de rezos y cantos ancestrales.
Cuando el rapé comienza a hacer efecto a nivel emocional, se cree que llega al nivel del inconsciente donde están las emociones reprimidas que desconocemos y las libera sacando todas las dolencias y enfermedades que se produjeron desde su cautiverio. Así como también, libera el diálogo mental vaciando la mente y crea una conexión energética entre el tabaco y el espíritu del fuego.
En medio del silencio y la quietud, el rapé va trabajando cada aspecto liberando al individuo de la coraza y la fragilidad. Comienza un proceso de limpieza y transformación interna que también es capaz de mejorar afecciones físicas como la migraña, dolores y otras patologías.
Se cree que, el soplo del rapé hacia el interior del cuerpo hace alusión al soplo que da la vida.